Hoy, en eso que hago tantas veces de navegar sin rumbo por algunas carreteras, llenando el tiempo de lucha, he visto la mirada del agradecimiento. Amigo anónimo, te doy las gracias y lo quiero hacer públicamente.

Decía que andaba por las cuestas de Garraf, cerca de Sitges, en la vía de acceso a zona industrial del 168 y entre fotos, medidas y notas, con todo en la mano, un camión frena de repente, para a la derecha y su conductor se baja.

– Eres Juan Carlos Toribio. Apuntando con el dedo indice hacia mi persona.
– Si, para servir.
– Quería darte las gracias, me ha emocionado verte. Quería darte las gracias por todo lo que haces por nosotros.

Me extiende la mano y sin duda alguna le ofrezco la mía. Aprieto con fuerza mirándolo a la cara. Mientras me explica cosas de su relación con nuestro mundo, ese mundo tan especial de la moto.

Le escucho, agradezco con el alma su gesto y le explico que estoy haciendo, que he visto mal y que voy a denunciar. Mira, atiende, sonríe y nos despedimos.

Reitera su agradecimiento y su emoción, la misma emoción que he sentido por notar su sincero y decidido paso… y pienso… ¡este es nuestro mundo! estoy orgulloso de AMAR LA MOTO Y A SU GENTE.

Estoy orgulloso de defender la vida y nuestro derecho y solo puedo devolver las gracias a todos vosotros por este espacio que me habéis dejado para la lucha.

I.M.U. no se cansa, ni debe hacerlo. Seguimos y estamos. Vamos a por todas.

Fdo.
JC. Toribio.