Las investigaciones de accidentes de tráfico son lo suficientemente malas como para no poder generar planes preventivos correctos y eficaces.

Se hace necesario establecer un protocolo legal para la investigación de siniestros de tráfico además de unificar la formación de los agentes.

Por otro lado, se detectan situaciones gravísimas de investigaciones de campo realizadas por agentes que carecen de todo tipo de formación especial y de recursos para hacerlas.

Es como si un conductor cualquiera, por el mero hecho de ser conductor, investigará un accidente de tráfico y se le diera la credibilidad de un perito.

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